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El primer episodio del videojuego de The Walking Dead fue uno de esos títulos que consiguieron sorprendernos el pasado mes de mayo como pocos juegos han logrado. Cuando se anunció, el hecho de que se dijera que iba a pertenecer al género de la aventura en vez de al de la acción, fue algo que sorprendió a propios y extraños, pero acabó resultando ser la elección perfecta para trasladar el universo creado por Robert Kirtkman al mundo de los videojuegos.
Además, la historia no se centraba en lo visto en los cómics. En vez de eso, teníamos un guión completamente original y con un nuevo grupo de protagonistas encabezado por Lee, el personaje que controlaremos durante toda la aventura. Eso sí, a pesar de ello, conseguía transmitir perfectamente todas las sensaciones de la obra original, algo que por sí solo ya nos hablaba de la calidad del producto y que se ha acentuado más si cabe en esta segunda entrega.
Uno de los mayores atractivos de su jugabilidad radicaba en la enorme cantidad de duras decisiones que teníamos que tomar, las cuales siempre nos ponían ante situaciones límites y que acabarían conllevando consecuencias de todo tipo. The Walking Dead no es un juego de matar zombis ni de resolver complejos puzles. Es una historia de supervivencia muy centrada en los diálogos y donde lo que hagamos importa e irá moldeando el argumento de una forma a otra.
En este sentido, Starved for Help sigue una línea muy continuista (a fin de cuentas estamos ante el segundo tramo de un mismo juego), por lo que tendremos ligeros momentos de exploración donde resolver algunos puzles muy sencillos, como buscar una cuerda y madera para reparar un columpio, secuencias de acción que se resuelven con Quick Time Events (QTEs) y muchas decisiones que tomar.
Sin embargo, Telltale ha conseguido algo que ciertamente no nos esperábamos: hacer que este segundo capítulo se sienta diferente al primero. Tanto el cómic como la popular serie de televisión de The Walking Dead nos cuentan una historia de zombis que no va de zombis. El cómo empezó este apocalipsis de nomuertos no importa. Estos oscuros seres son solo el telón de fondo para un guión en el que veremos cómo un grupo de supervivientes afrontan una situación tan desesperada como esta mientras vemos su evolución como personajes (si es que no son devorados antes).
Para que os hagáis una idea, en las tres horas que dura este segundo episodio, los caminantes no aparecerán más que tres o cuatro veces, y no serán los protagonistas de los momentos más tensos. Han pasado tres meses desde que empezó todo y los supervivientes han comenzado a aceptar la situación que les ha tocado vivir. Sin embargo, los víveres comienzan a escasear y el hambre está haciendo cada vez más mella, por lo que notaremos cómo la tensión dentro del propio grupo ha aumentado, algo que irá creciendo a medida que nos encontremos con otros supervivientes.
Asistiremos a una trama autoconclusiva que nos mantendrá en tensión en todo momento y dondetendremos que tomar decisiones mucho más duras que en la entrega anterior. No escogeremos entre una buena y una mala, sino entre la que creamos que es la correcta. Los valores morales se han perdido con el fin de la sociedad y en este capítulo iremos decidiendo la clase de persona en la que queremos que se convierta Lee en este mundo. ¿Intentaremos aferrarnos a nuestra humanidad tomando decisiones morales o seguiremos una vía más pragmática en la que haremos lo que sea necesario tanto por nuestra supervivencia como por la del grupo?
Además, la historia no se centraba en lo visto en los cómics. En vez de eso, teníamos un guión completamente original y con un nuevo grupo de protagonistas encabezado por Lee, el personaje que controlaremos durante toda la aventura. Eso sí, a pesar de ello, conseguía transmitir perfectamente todas las sensaciones de la obra original, algo que por sí solo ya nos hablaba de la calidad del producto y que se ha acentuado más si cabe en esta segunda entrega.
Uno de los mayores atractivos de su jugabilidad radicaba en la enorme cantidad de duras decisiones que teníamos que tomar, las cuales siempre nos ponían ante situaciones límites y que acabarían conllevando consecuencias de todo tipo. The Walking Dead no es un juego de matar zombis ni de resolver complejos puzles. Es una historia de supervivencia muy centrada en los diálogos y donde lo que hagamos importa e irá moldeando el argumento de una forma a otra.
En este sentido, Starved for Help sigue una línea muy continuista (a fin de cuentas estamos ante el segundo tramo de un mismo juego), por lo que tendremos ligeros momentos de exploración donde resolver algunos puzles muy sencillos, como buscar una cuerda y madera para reparar un columpio, secuencias de acción que se resuelven con Quick Time Events (QTEs) y muchas decisiones que tomar.
Una historia de zombis que no trata sobre ellos
Para que os hagáis una idea, en las tres horas que dura este segundo episodio, los caminantes no aparecerán más que tres o cuatro veces, y no serán los protagonistas de los momentos más tensos. Han pasado tres meses desde que empezó todo y los supervivientes han comenzado a aceptar la situación que les ha tocado vivir. Sin embargo, los víveres comienzan a escasear y el hambre está haciendo cada vez más mella, por lo que notaremos cómo la tensión dentro del propio grupo ha aumentado, algo que irá creciendo a medida que nos encontremos con otros supervivientes.
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